ADMA JÓVENES

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre, y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa (Jn. 19, 25-27).

MADRE DE LA IGLESIA
Desde la cruz, Jesús encomendó a su Madre a cada uno de sus discípulos y, al mismo tiempo, encomendó a cada uno de sus discípulos al amor de su Madre. Las palabras con que el evangelista San Juan concluye su breve y sugestivo relato - la recibió en su casa - significan más precisamente: la aceptó entre las cosas propias, en su propia realidad, en su propio ser.

Juan recibió a María no solo para ofrecerle alojamiento, sino sobre todo reconociendo en ella uno de los “valores” de su propia fe, uno de los más preciados “bienes” espirituales que el amor del Maestro había dejado a la comunidad de los discípulos. Así, desde aquel momento, María forma parte de la vida de todos los discípulos de Jesús.

DON BOSCO CONSAGRADO A LA VIRGEN
El 30 de octubre de 1835, el joven Juan Bosco entraba en el Seminario para iniciar su preparación al sacerdocio. La tarde anterior, Mamá Margarita llamó a su hijo y le dijo: “Querido Juan, cuando viniste al mundo te consagré a la Santísima Virgen; al iniciar los estudios te recomendé la devoción a nuestra Madre; ahora te aconsejo ser todo suyo: ama a los compañeros devotos de María y, si llegas a ser sacerdote, recomienda y propaga siempre la devoción a María”. Juan, con lágrimas en los ojos, le respondió: “Madre, te agradezco cuanto has dicho y hecho por mí; tus palabras no han sido dichas en vano y las conservaré como un tesoro durante toda la vida”.

¡Y verdaderamente así fue! Don Bosco no solo no olvidó nunca las palabras de su madre – las recuerda con cariño en las Memorias del Oratorio - sino que las vivió de forma admirable en todo momento. María, la Madre de Jesús, estuvo siempre presente en su vida.

María Inmaculada, María Consuelo de los afligidos, María Auxilio de los cristianos, fueron devociones que Don Bosco vivió intensamente, descubriendo en estas advocaciones la presencia de aquella mujer que le pidió que fuera humilde, fuerte y robusto, y le mostró el campo donde debía trabajar: los jóvenes más pobres y abandonados.

 

 

LA AUXILIADORA DEL ORATORIO
María Auxiliadora, en el Oratorio de Valdocco fue la mamá de la casa: se paseaba por los patios, tocaba los corazones de los muchachos, extendía su manto sobre ellos, y era para todos consuelo y fortaleza en tantos momentos de dificultad.

Don Bosco supo inculcar en la vida de sus jóvenes una devoción valiente y filial hacia la Madre de Jesús. Para prolongar la experiencia de relación con María que tenían Don Bosco, su mamá y sus jóvenes, fundó el 18 de abril de 1869 un grupo que llamó ADMA que es una de las ramas del árbol de la Familia Salesiana.

LA AUXILIADORA DE TODOS LOS JÓVENES
En la madrugada el 25 de noviembre de 1856 murió Mamá Margarita y Don Bosco rezó así frente a la imagen de la Virgen: “¡Piadosísima Virgen, yo y mis hijos nos hemos quedado sin madre aquí abajo. Se tú desde ahora en adelante, de forma especial, mi Madre y la suya” (Memorias Biográficas 5, 566).

Herederos de la experiencia de Don Bosco, en su casa, todos nosotros hemos aprendido a invocarla como Auxiliadora, como Madre cercana y entrañable en toda ocasión. En medio del estudio, el trabajo, el deporte, los amigos, de nuestra familia, en las tristezas y las alegrías de cada día, queremos vivir como María la voluntad de Dios en nuestras vidas. Creemos que Ella, como Madre, nos ayudará a ser audaces, valientes y sinceros en la búsqueda de nuestra santidad.

UNA ASOCIACIÓN DE JÓVENES SALESIANOS
Don Bosco dejó esta recomendación a los primeros salesianosde la 1ª expedición misionera: “Hagan lo que puedan: Dios hará lo que no podamos hacer nosotros. Confíenlo todo a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y verán lo que son los milagros”. (13 de noviembre de 1875)

Siguiendo los pasos de Don Bosco, como jóvenes salesianos queremos ENTREGARNOS A MARÍA AUXILIADORA.

A) Por eso, nos comprometemos públicamente a:
1. Vivir como jóvenes el espíritu mariano:
-Atentos a las necesidades de los hermanos, especialmente los más pobres (Visita de María a su prima Isabel. Bodas de Caná).
- Sensibles a la meditación asidua de la Palabra de Dios y a la oración (María conservaba estas cosas en su corazón. Los apóstoles eran asiduos en la oración, con María, la Madre de Jesús).
-Aceptando con fe lo que nos toque vivir (Hágase en mí según tu palabra).
-Abiertos a escuchar la voz del Espíritu de Dios en los acontecimientos cotidianos, descubriendo la voluntad de Dios sobre nuestra vida (Yo soy la servidora del Señor).
2. Rezar de manera especial invocando la intercesión de María Auxiliadora en nuestra familia para que cada joven logre descubrir el proyecto de Dios sobre su vida, así como Ella descubrió su vocación a la maternidad divina.
3. Propagar la devoción a María Auxiliadora entre los amigos y compañeros, con sinceridad y valentía, utilizando todos los medios a nuestro alcance, incluso las redes sociales.
4. Celebrar con amor la Eucaristía todos los domingos, para encontrarnos con la presencia sacramental de Jesucristo, el Hijo de María.
5. Rezar con frecuencia el Rosario, personalmente o en grupo, meditando el misterio pascual de Cristo, llevados de la mano por María, y celebrar periódicamente el sacramento de la Reconciliación.
6. Celebrar con creatividad y alegría el triduo a María Auxiliadora los días 21, 22 y 23 de mayo, preparándonos a la gran fiesta anual del 24 e invitando a otros jóvenes a participar.
7. Hacer memoria de María Auxiliadora el 24 de cada mes, participando de la Eucaristía en ese día, rezando el Rosario y pidiendo por las grandes intenciones del Papa, de la Iglesia y las necesidades de la humanidad.
8. Peregrinar como Asociación en algún momento del año al Santuario Nacional de María Auxiliadora en Villa Colón, o a otro lugar mariano que proponga el Equipo Animador Juvenil.
9. Rezar y sostener en la Iglesia y particularmente en la familia salesiana, las vocaciones laicales, religiosas y ministeriales.
10. Vivir la espiritualidad de lo cotidiano.

Es por esto, que el grupo ADMA jóvenes se reúne todos los 24 de mes a rezarle a María. Es un grupo de jóvenes que organiza una vez por mes, en diferentes casas salesianas, un espacio de oración, reflexión y escucha.

Redes Sociales:
Facebook: ADMA jóvenes
https://www.facebook.com/ADMAjoven/